Jueves 26 de agosto
Llegué a mi casa alrededor de las 4:30 e inmediatamente salí a entrenar voleibol en Itagüí. Regresé a mi casa alrededor de las 9:00 P.M., me bañé, comí y comencé a completar todo el trabajo acumulado debido a mi inasistencia el lunes y el martes. Por ende, se me facilitó evitar usar el teléfono debido a que tenía poco tiempo y a que me pude comunicar por Facebook y en una ocasión por el celular.
Viernes 27 de agosto
El viernes llegué a mi casa, pero mientras me cambiaba para salir a entrenar sonó el teléfono y la única persona a la cual se le facilitaba contestar era a mí. Entonces me dirigí hacia el teléfono y vi que la llamada era de mi abuelito. Consecuentemente contesté para saludar a “Rulis” y para después pasarle a mi hermanita. Después salí a entrenar y regresé alrededor de las 10:30 a mi casa. Recibí algunas llamadas al celular para salir pero debido al malestar que sentía preferí quedarme en la casa y me quede hablando por Messenger y por el celular con dos personas.
Sábado 28 de agosto
Dormí hasta las 10 A.M. y salí desde por la mañana a hacer algunas compras con mi mamá. Regresé a la casa de mi abuelito para almorzar y después me dirigí hacia mi casa en donde hice una siesta. Hablé por el celular durante algunos minutos con un amigo con el cual había acordado salir y después salimos desde las cuatro hasta tarde en la noche. Se me facilito ignorar el teléfono, debido a que no pasé tiempo en mi casa.
Domingo 29 de agosto
Me levanté alrededor de las 7 de la mañana debido a que tenia partido a las 8 en Itagüí. Mientras me arreglaba para salir, sonó el teléfono a las 7 y 30 de la mañana mientras mi familia dormía pero estaba absolutamente segura de que la llamada era para mí. Así que corrí a contestar, esperando a que no me regañaran y al contestar descubrí que era mi amiga Poli preguntando cómo nos íbamos a ir para Itagüí. Estuve desde por la mañana en Itagüí y regrese a mi casa a las tres después de jugar dos partidos. Mientras almorzaba, estudiaba y hacia una siesta recibí algunas llamadas al celular y otras al teléfono, esta vez estuve juiciosa y no conteste las llamadas al teléfono. En la noche sentí una gran necesidad de llamar a un amigo y entonces lo hice por Messenger pero desafortunadamente el micrófono del computador se dañó y se me hizo imposible. Por ende, seguí hablando por Messenger, haciendo un gran esfuerzo para evitar usar el teléfono.
Lunes 30, martes 31 y miércoles 1
Repetí mi rutina cotidiana y debido a la carga de trabajo, las largas horas de entrenamiento, el poco tiempo y el cansancio acumulado se me dificultaba hablar por teléfono. Hable por el celular con dos personas y después de terminar mi trabajo me conecté a Messenger para hablar con algunas personas. Desafortunadamente, el miércoles después de entrenar sentí un malestar y en vez de llegar a hacer tareas me duche, comí y me acosté a descansar. Estaba acostada descansando cuando me llamaron y esta vez no me aguante las ganas de hablar. Probablemente el malestar y el mareo influyeron en mi decisión y entonces hablé durante un largo tiempo por el teléfono sabiendo que sólo faltaba un día para terminar mi "promesa".